miércoles, 21 de enero de 2015

144. Pérdida de audición por Antibióticos

PREVENCIÓN TÍNNITUS ACÚFENOS PÉRDIDA DE AUDICIÓN 

Antibióticos : amikacina, gentamicina, tobramicina, kanamicina, neomicina, estreptomicina, framicetina, Paromomicina , causan  pérdida de audición con tínnitus.   Vitaminas C y Emineral magnesio pueden proporcionar protección contra la pérdida de audición, causa de acúfenos ,  por los tratamientos con antibióticos aminoglucósi­dos.

El estudio publicado en la revista Journal of Association for Research in Otolaryngology. Que fue realizado en conjunto por investigadores de la Universidad de Florida y la Universidad de Michigan, en Estados Unidos,

Nos comentan que se ha descubierto que los suplementos alimenticios ofrecen protección contra los efectos secundarios del tratamiento con antibióticos aminoglucósidos.

Los principales medicamentos que pueden producir ototoxicidad son los antibióticos aminoglucósidos 

Esta familia merece ser mencionada en primer lugar, no sólo por su importancia histórica (la estreptomicina se utilizó desde 1944 en el tratamiento de la tuberculosis) sino también por la importancia clínica.

 Los aminoglucósi­dos pueden causar destrucción de las células sensoria­les  en el oído interno, ya sea a nivel coclear como vesti­bular. La afectación de las células sensoriales puede ser irreversible; no obstante, un 50% de los pacientes puede recuperar la pérdida auditiva de forma total o parcial. 

En la toxicidad de los aminoglucósidos se ha relacionado tanto la vía parenteral como la tópica, aunque es mucho menos frecuente ya que se ha relacionado esta toxicidad con los valores séricos.

 Dentro de este grupo, se consi­deran también la polimixina B, la vancomicina y la risto­cetina, aunque no se traten de aminoglucósidos.

Los aminoglucósidos son antibióticos de amplio espectro usados frente a bacterias Gram negativo. Los usados más habitualmente son: amikacina, gentamicina, tobramicina, kanamicina, neomicina y estreptomicina.

Los efectos ototóxicos de los antibióticos aminoglucósidos son los más documentados en la bibliografía médica.

La ototoxicidad de los aminoglucósidos se manifiesta en forma de pérdidas auditivas en las frecuencias altas (8-12 kHz) que se propagan hacia frecuencias más bajas a medida que continúa el tratamiento. Si la administración de estos antibióticos se suprime en los primeros episodios de pérdida auditiva se ha descrito una mejora parcial en los umbrales auditivos.

Las aminoglucósidos penetran en la endolinfa y perilinfa a través del torrente sanguíneo, afectan en primer lugar a las células ciliares externas de primer rango, posteriormente actúan sobre las de segundo rango y por último sobre las de tercer rango. Las células ciliares internas sólo se ven afectadas en intoxicaciones severas. Debido a que estas sustancias destruyen las células neuro-sensoriales del órgano de Corti, las disfunciones auditivas provocadas por estos agentes son irreversibles.


Existen una serie de factores que potencian la ototoxicidad de los aminoglucósidos, entre los que destacan los siguientes:


Sensibilidad especial del individuo a estos medicamentos.
Tratamientos de duración superior a diez días.
Edad del paciente. Mayor sensibilidad en niños y personas de edad      avanzada.
Tratamientos previos con antibióticos de la misma familia.
Pérdida auditiva previa.
Uso combinado con diuréticos. (Son medicamentos que provocan la eliminación de líquidos corporales. Su uso más habitual es el tratamiento de la disfunción renal, cardiaca, hipertensión, etc...)



Datos del estudio
Investigaciones previas han demostrado que cerca de un 25% de los pacientes tratados con gentamicina, u otro tipo de antibiótico aminoglucósido, han sufrido pérdida de audición. El estudio actual investiga cómo prevenir la pérdida de audición por uso de antibióticos.

Un grupo de investigadores estadounidenses ha evaluado si los suplementos alimenticios ricos en antioxidantes betacarotenos, vitaminas C y E, y minerales como el magnesio, pueden proteger contra la pérdida de audición por estos antibióticos.

Los investigadores experimentaron con cobayas a las que se administró gentamicina durante dos semanas. Antes y durante la administración del antibiótico, la mitad de las cobayas siguieron una dieta estándar, mientras que la otra mitad recibió alimentos ricos en suplementos vitamínicos.

Antes del experimento se evaluó la audición de las cobayas, y posteriormente, hasta un plazo de nueve semanas tras el tratamiento. Se descubrió que las cobayas que habían ingerido los suplementos alimenticios habían conservado mejor su capacidad auditiva en comparación con las que habían seguido la dieta estándar.

Las vitaminas aportan protección
Las vitaminas antioxidantes previenen contra los daños auditivos, al destruir los radicales libres que causan pérdida de audición, y protegen así contra sus efectos.
“Se observó una mayor protección en los registros de frecuencias bajas, lo cual es muy importante, ya que las bajas frecuencias son esenciales para entender el habla”, afirma Colleen Le Prell, investigador principal del estudio.
Los investigadores confían en poder usar estos resultados para desarrollar una formula vitamínica capaz de prevenir la pérdida de audición inducida por el uso de antibióticos.

Vitaminas protectoras frente a los antibióticos aminoglucósidos,

vitamina C
Cantidad recomendada 80 mg

Esta vitamina se encuentra en los alimentos frescos. También se llama ácido ascórbico.

Tiene efectos antioxidantes y ayuda a la asimilación del hierro, del ácido fólico y de algunos aminoácidos. Es una vitamina indispensable para el crecimiento y desarrollo normales. Es esencial para la cicatrización de heridas, la formación de colágeno y la reparación de cartílago, huesos y dientes.

Es una vitamina muy sensible a la luz, al oxígeno del aire y a la temperatura. Por ejemplo, a los 15 ó 20 minutos de haber preparado un zumo de naranja pierde su contenido en Vitamina C y también la pierden las verduras cocinadas.

Los alimentos con mayor contenido en vitamina C son: kiwi, pimiento, tomate, perejil, caqui, naranja, fresa, espinaca, coliflor y limón.
La leche materna es muy rica en Vitamina C.

Exceso de Vitamina C
Es un fenómeno muy poco común debido a que el cuerpo no la puede almacenar. Dosis diarias muy altas pueden ocasionar dolor de estómago y diarrea.
En los niños el exceso de vitamina C puede producir hiperoxaluria. Es una enfermedad que acumula oxalato cálcico y puede dañar la función renal, hepática y generar una bajada de calcio (hipocalcemia) que puede producir arritmias cardíacas graves.

Déficit de Vitamina C
La carencia grave de esta vitamina produce el escorbuto, pero es muy poco frecuente en la actualidad, ya que las necesidades diarias se cubren con un mínimo de vegetales crudos que se consuman. Como es una vitamina soluble en agua, apenas se acumula en el organismo, por lo que es importante un aporte diario.
Algunas infecciones o la diarrea prolongada pueden favorecer la aparición del déficit de ácido ascórbico.

Los síntomas más frecuentes cuando existe un déficit de Vitamina C son:

    Irritabilidad
    Cansancio
    Dolor articular e inflamación de las articulaciones
    Hemorragia nasal y gingival (sangrado de las encías)
    Gingivitis (inflamación de las encías)
    Mala cicatrización de las heridas
    Tendencia a la formación de hematomas
    Piel áspera y reseca
    Cabello seco
    Osteoporosis y huesos frágiles
    Debilitamiento del esmalte dental
    Disminución de la capacidad de combatir las infecciones
    Disminución del apetito

Vitamina E
Cantidad recomendada 12 mg.

La Vitamina E es una vitamina liposoluble que parece tener un papel en la reproducción y previene abortos espontáneos. Actúa como un potente antioxidante celular frente a los radicales libres del organismo. También ayuda al cuerpo a utilizar la Vitamina K.
Los alimentos que la contienen son: aceites vegetales (girasol, maíz, oliva), germen de trigo, frutos secos, coco, soja germinada, legumbres, chocolate y margarina.

Exceso de Vitamina E
Se desconocen los efectos del exceso de Vitamina E.

Déficit de Vitamina E
El déficit de esta vitamina puede causar anemia por destrucción de los glóbulos rojos, debilidad muscular, glositis y alteraciones neurológicas.
Este déficit puede estar causado por problemas de malabsorción de grasas a nivel intestinal, exceso de hierro o el hecho de ser prematuro.
Es una vitamina antihemorrágica y es fundamental en los procesos de coagulación de la sangre. Algunos estudios avalan que puede tener una función importante en mantener los huesos fuertes en la vejez.
Se encuentra en los vegetales de hoja verde, soja, alfalfa, leche, tomate y en el hígado de bacalao. Normalmente el cuerpo la sintetiza en las bacterias de la flora intestinal.
En la leche materna está en concentraciones bajas.

Es importante valorar el riesgo y el beneficio en todo tratamiento farmacológico, por lo que en ocasiones en que no queden otras alternativas terapéuticas, puede ser necesario administrar un fármaco ototóxico en un paciente con tinnitus o sordera. En estos casos es obligado tomar precauciones para reducir el riesgo de ototoxicidad, como por ejemplo, ajustar la dosis y la duración del tratamiento a las características del paciente y a su patología de base, así como monitorizar la función auditiva, controlando periódicamente, la posible aparición de acúfenos, vértigo, pérdida de audición, etc., antes, durante y después del tratamiento.

Conoce los antibióticos OTOTOXICOS , con la consulta de los siguientes enlaces:

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 Otin & Lucas.  artículo nº 144



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